martes, 12 de octubre de 2010

Sociedad del futuro

Parecen lejanos los días que dedicábamos a ayudar bien al padre, bien a la madre y cuando llegaban las mañanas de los domingos… eran una fiesta.
Ahora parece que transmitimos a nuestros hijos que cada día es una fiesta y que la faena de la casa, según el 46% de una encuesta, es “cosa de la mujer”.
Queda lejos las tardes que teníamos que “inventar” como pasarla, ahora exigimos que “se las monten“.
Los domingos por la mañana, son para pasar la resaca del sábado noche y las salidas de sábados noche las hemos pasado a los jueves.
Nuestros hijos manejan más dinero que lo que nosotros podríamos pensar a su edad, pues no solo es el efectivo del bolsillo, sino la tarjeta, el móvil y el vehículo (de dos o cuatro ruedas). A diferencia que nosotros, ellos lo han recibido, exceptuando honrosas salvedades, por el arte de birlibirloque. No vaya a ser que…
Pues bien, sigo pensando que uno no sabe valorar lo que es ir bien abrigado si no ha pasado frío. Disfrutar del triunfo si nunca se ha perdido. Que te quieran si nunca has querido.
Hace poco alguien me dijo que nos complicamos mucho la vida y estoy de acuerdo, arrastramos complejos y frustraciones que ni los adolescentes ni los jóvenes tienen que acarrear, pero hagamos algo para no crear monstruos sin ética ni moral.

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