domingo, 7 de marzo de 2010

DIGNIDAD

No voy a añadir nada más a la contestación que Evaristo Torres dirige a Ana Marín, en cambio os invito a leerla y estoy segura que con ello está todo dicho.
Más bien tendría que decirle a Evaristo, ¡¡gracias, muchas gracias!! Se que acudes a actos del Grupo 8 de Marzo y que defiendes nuestras causas, pero lo más importante, por lo menos para mí, es lo diáfano que eres no solo en estos temas sino en la mayoría de lo que escribes en “A palo seco”.
Yo acuso - Evaristo Torres (Diario de Teruel)
Doña Ana Marín, Coordinadora de Justicia y Libertades Públicas del PP Teruel, el pasado día uno de marzo, publicaba en estas páginas una tribuna abierta titulada Yo denuncio. En ella se mofaba de las subvenciones concedidas por el Ministerio de Igualdad. La que más gracia le hace a doña Ana es el proyecto titulado Elaboración de un mapa de inervación y excitación sexual en clítoris y labios menores que “nos ha costado a los contribuyentes, porque ha sido pagado con nuestros impuestos, la friolera de 26.000 euros”. Tal como lo explica doña Ana, malintencionadamente, parecería que con ese dinero lo que se está subvencionando es un taller de pajas para ninfómanas. Omite, deliberadamente, que el título del proyecto presentado y subvencionado lleva una añadido final: Aplicación en genitoplastia. Y que lo dirige una investigadora, Nieves Martín Alguacil, profesora de Anatomía y Embriología de la Universidad Complutense de Madrid. La genitoplastia es un conjunto de técnicas quirúrgicas encaminadas a modificar el aparato genital. Pueden ser necesarias para resolver alteraciones debidas a malformaciones congénitas en niños u otro tipo de alteraciones patológicas o por razones de estética. A doña Ana, le parece que destinar 26.000 euros a eso es, y nunca mejor dicho, una chuminada. Es más necesario subvencionar, no con esa cantidad sino con otras mucho más escandalosas, los festejos taurinos de muchos pueblos dirigidos por el Partido Popular, o gastarse los dineros públicos en la megafonía de las visitas del Papa, por poner sólo dos ejemplos que me vienen a la mente.

Podría esperar esa mofa por parte de un grupo de gañanes machistas acodados en la barra de un bar o de un puticlub de carretera, pero nunca de una mujer. Y menos si esa mujer ocupa un puesto de responsabilidad en un partido político que ha gobernado, gobierna y quiere gobernar en España.

Si una subvención miserable le merece la denominación de friolera, ¿cómo llamamos a los salarios que se pagan a alcaldes, diputados, senadores, consejeros, asesores y consultores inútiles que sangran las arcas públicas?

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